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CORNERSHOP LO HIZO

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En una entrevista con la revista Capital, Oskar Hjertonsson, uno de los fundadores, define Cornershop como "una entrega de productos de supermercado on demand. Es un motor logístico integrado. No tengo un buen nombre. Es infraestructura del futuro."

 

La franquicia que nace el año 2015 se caracteriza por prestar el servicio de la compra en el retail. Funciona por medio de una aplicación en la que se relaciona el consumidor con el producto de forma directa pero no presencial. Se hace un "pedido" el cual es llevado a cabo por personal de la empresa que se dirige a la sucursal más cercana para efectuar la compra y luego llevarla al hogar del usuario. Es hacer la compra del supermercado desde la comodidad por medio de un intermediario que es capacitado para ponerse en distintas situaciones.   

El año 2018, Walmart compra Cornershop por US $225 millones. Junto con esto viene la asociación estratégica de las compras dirigidas a locales comerciales como LIDER. Lo que no estaba dentro de los cálculos fue el precio que iban a tener que pagar al alejar al verdadero cliente de sus dependencias.

Cada vez que alguien va al supermercado ya es común que a la hora de efectuar el pago, ya sea con un cajero o a través de una caja autoservicio, se le pregunte el RUT.  Tampoco es desconocido saber la principal función de esta recolección. Al poder identificar una compra a un determinado consumidor es posible crear estrategias de marketing que apunten a la optimización del servicio, por ende a una mayor recaudación de ingresos.

Con la llegada masiva de Cornershop a los locales comerciales, especialmente supermercados, se ha perdido una gran cantidad de información respecto a las preferencias de compra. Se ha despersonalizado la transacción, por lo que una de las fuentes de información más importantes con las que las cadenas inventarean y diseñan sus modelos de estudio de oferta/demanda se ha desmoronado.

Cornershop, se sigue haciendo cada vez más popular y es claramente evidenciable al ver a sus trabajadores rondando por los pasillos de los supermercados. Es cierto que por medio de la app también se recaudan una serie de datos, sin embargo, a nivel local ha traído consecuencias en el abastecimiento "personalizado" que solían tener los supermercados en particular.

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LA AUTOMATIZACIÓN Y EL AUTOSERVICIO EN PRO DEL BIG DATA

Ya es conocido que al momento de pagar en cualquier gran tienda del retail o que sea parte de una cadena comercial exitosa, se le pida a uno el RUT. En algunos casos la solicitud se enmarca bajo la figura de "acumular puntos" o acceder a descuentos, pero en otras ocasiones se pide sin algún beneficio aparente.

El almacenamiento de esta información ha sido clave desde que se ha podido datificar a un determinado cliente asociándolo a sus compras. Las compañías han podido sacar provecho de esa información para poder gestionar de mejor forma sus productos y servicios, con un claro interés económico de por medio. 

De esta forma lo que antes era un trabajo un poco más complejo, con la automatización y el autoservicio se ha vuelto un trabajo sencillo. Hace solo un par de meses fue inaugurado en Santiago el primer supermercado que funciona sin personal, solo un par de guardias. Así mismo, existen otras cadenas que han hecho uso del avance tecnológico para hacer que los usuarios, de forma independiente, operen y se hagan cargo de la parte del pago. A simple vista parece solo una medida de optimización de recursos, sin embargo, si se mira bajo otro foco podemos ver la figura de como de forma "voluntaria y semi consciente" son los mismos consumidores quienes entregan sus datos a una red virtual.  

Estamos viviendo en un mundo donde cada vez lo personalizado, y lo hecho "a la medida de uno" se está haciendo posible y por ende, cotizado. El problema entra cuando no nos damos cuenta que para eso estamos entregando datos que cruzan el límite de lo público/privado, ¿O es que ya casi no existe diferencia?  ¿O es que creemos en la existencia de un sistema que no busca maximizar riquezas?  Si bien, el problema no parece más que una exageración de algo cotidiano y fuera de peligro, la verdad es que nace desde un fundamento ontológico en el que hay que volver a replantearse ciertos principios y derechos. 

 

 

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REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA Y JUSTIFICACIÓN DE PROBLEMÁTICA

En la actualidad nos encontramos en una época de proliferación del desarrollo de aplicaciones de celular destinadas a la entrega de comida. En los últimos 5 años se han fundado una serie de compañías de comercio electrónico de este rubro que se encuentran operativas en Chile: Rappi, de origen colombiano fue fundada en 2016; Cornershop, de origen chileno y con base en México fue fundada en 2015 y Uber Eats, de origen estadounidense fundada el 2014 (Crunchbase.com, 2019).

 

El servicio y el modo en que funciona la aplicación varía según cada caso: en la interfaz de usuario de la aplicación de Rappi se simula la estantería de un supermercado, y desde ahí el usuario puede ordenar cualquier producto disponible en los supermercados que operan con la aplicación pagando con tarjeta bancaria, para luego recibir los productos en su domicilio (Forbes, 2017). Cornershop tiene un funcionamiento similar: ofrece productos de supermercado y los entrega a domicilio (Dávila, 2018). En tanto Uber Eats ofrece entrega rápida de comida de restaurantes localizados próximos al consumidor (Mogg, 2016). Lo que tienen todas estas aplicaciones en común es un sistema de repartidores independientes que prestan sus servicios de repartición cobrando una cierta comisión por ella, recibiendo una capacitación previa por parte de la empresa.

 

A pesar del carácter innovador de éstas aplicaciones, considerando que facilitaron el mercado al ofrecer al consumidor la posibilidad de ahorrarse un viaje físico al lugar en donde se vende la comida, y al ofrecerle a las personas una posibilidad de poder tener un trabajo flexible en términos de horarios, han habido polémicas serias en cuanto a la relación empleador-trabajador y las condiciones laborales en las que se encuentran los repartidores de comida. Lo que existe entre el momento en que se ordena el pedidio por medio de la app y el instante en que llega la comida a la puerta de la casa es una caja negra. Bien se sabe que el procedimiento no es más complejo de lo que se ve: alguien hace las compras por ti, sin embargo, lo que se hace invisible son las lógicas por las que opera cada una de las app. No se sabe nada respecto a los algoritmos que funcionan detrás de los vínculos de pedidos, salarios y tratos entre usuario y repartidor.

 

En el caso de Rappi, en Colombia ha surgido una polémica en cuanto a la relación laboral entre la empresa y los repartidores: se acusa de que no tienen derecho a salud (a excepción de un seguro en caso de accidente durante el trabajo) ni a pensión, no cuentan con un sueldo mínimo estable y tampoco se hacen responsables por ningún tipo de derecho por el cual la empresa debiese garantizar de forma mínima con el repartidor. Pero, al mismo tiempo, la empresa es muy diligente en exigir al trabajador altos rendimientos en su labor (Hernández Bonilla, 2018). En Argentina también se han registrado polémicas por parte de los rappitenderos (jerga usada para referirse a los repartidores de Rappi). Se acusan malas prácticas por parte de la empresa como cambio de las condiciones de trabajo e incumplimiento de sus responsabilidades como empresa al no hacerse cargo de los empleados en caso de accidente. También se denuncian otro tipo de prácticas poco éticas como arrendar o vender el equipo mínimo de trabajo a los repartidores (Rumi, 2018). En el caso de Cornershop, también se denuncian casos de precariedad laboral: se evidenció que en Chile la empresa no cuenta con políticas de protección para los repartidores. En caso de que un repartidor se accidente en auto, la empresa solamente cuenta con un seguro de responsabilidad civil para ayudar en esos casos (El Desconcierto, 2018). También se denuncian, en el caso de Uber Eats en México, negligencias e indiferencia por parte de la empresa en cuanto a la falta de apoyo en caso de accidentes (Usón, 2017).


La evidencia anterior corrobora la importancia tanto del desarrollo de estas aplicaciones en el mercado y la sociedad contemporánea, como del lado oscuro que muestran: la negligencia frente a los derechos de sus empleados. Esto pone en juego el papel de salvadores adjudicado a las nuevas empresas de servicios de este tipo, al evidenciar su carácter tirano en el trato a sus repartidores. También justifica la importancia de estudiar al denominado Homo Appiens, el segmento de trabajadores que se desempeñan en la repartición de alimentos en este rubro, y a su papel en la sociedad tecnologizada contemporánea. En este sentido, existen artículos y estudios que intentan bajar esta información cajanegrizada o incluso estudiar los fenómenos sociológicos que hay detrás de las lógicas tecnologizadas que operan en el mundo, sin embargo, hay un aspecto que no ha sido muy abordado y que pretendemos traer al hackeo. Este elemento es la relación que existe entre el Homo Appiens y la ciudad, el ciudadano, el espacio público. ¿Es visto como una mera extensión de una aplicación (lo que conlleva a invisibilizar su presencia) o como un ciudadano más (con igual derechos y deberes)  que está cumpliendo con sus responsabilidades laborales?

METODOLOGÍA DE ESTUDIO E INTERVENCIÓN

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

El método de investigación que usaremos es la etnografía. La etnografía es una técnica de investigación social cualitativa. Su origen etimológico radica en el griego “ethnos” (el cual se refiere a tribu o pueblo) y a “grapho” (yo escribo): refiriéndose a la “descripción del modo de vida de un grupo de individuos” (Woods, 1987).  Una definición de la etnografía es la siguiente:

“descripciones detalladas de situaciones, eventos, personas, interacciones y comportamientos que son observables. Incorpora lo que los participantes dicen, sus experiencias, actitudes, creencias, pensamientos y reflexiones tal como son expresadas por ellos mismos y no como uno los describe.” (dicen, citando a González y Hernández, 2003, Murillo y Martínez, 2010, página 3).

A partir de la definición anterior, podemos entender que dicha técnica consiste en la observación y posterior descripción del comportamiento tanto de un individuo como de un colectivo, la cual sirve para entender sus rasgos característicos sociales (sus pensamientos, creencias, actitudes, entre otros) a partir de su punto de vista, y no exclusivamente de la perspectiva subjetiva del observador desde afuera.

 

Se utilizarán tres técnicas para llevar a cabo la etnografía del Homo Appiens: la entrevista, la observación y el diseño participativo. En cuanto a las entrevistas, éstas sirven para tener una visión más objetiva y mejor registrada de la vivencia cotidiana de cada Homo Appiens. Además, con ésta técnica es más fácil estandarizar los datos obtenidos al poder repetir las mismas preguntas a todos los participantes involucrados, y se puede llegar a un nivel de profundidad mayor al cual se podría con otra técnica similar como, por ejemplo, el cuestionario.

 

Otra técnica que se va a utilizar es la observación. Ésta se puede definir como: “utilizar los sentidos ya sea para describir, analizar, o explicar desde una perspectiva científica, válida y confiable algún hecho, objeto o fenómeno desde una forma participante, no participante, estructurada o no estructurada” (Campos y Martínez, 2012). Así se entiende a ésta como una descripción directa y detallada de un fenómeno observable, basándose en una pauta científica que le permita dar validez al estudio realizado.

 

Y la otra técnica que se utilizará va a ser el diseño participativo. Éste se puede entender como: “un proceso de invención de cosas físicas que exhiben un nuevo orden físico, una nueva organización y una forma nueva, en respuesta a la función; pero aplicado a la participación ciudadana: en donde existe un conjunto de personas involucradas en el proceso de diseño del objeto en el cual son destinatarios, directamente (en este caso los Homo Appiens) o indirectamente (los investigadores)”. (Pelli, Scornick y Núñez, 2010, pg. 2). Aquí, se van a diseñar actividades que permitan, a través de la participación colaborativa entre los investigadores y los Homo Appiens, extraer información pertinente para la descripción etnográfica de los Homo Appiens.

 

La escala de la etnografía que se utilizará en esta investigación es a nivel micro, la cual consiste en:

“focalizar el trabajo de campo a través de la observación e interpretación del fenómeno en una sola institución social, en una o varias situaciones sociales. En esta opción, la investigación constituye un trabajo restringido que amerita poco tiempo y puede ser desarrollado por un solo investigador o etnógrafo.” (Murillo y Hernández, 2010, pg. 4).

Esta se refiere a un trabajo de campo especializado solamente en una sola institución social (el Homo Appiens), en la cual se aplicarán las técnicas de investigación descritas durante un  tiempo acotado.

METODOLOGÍA DEL HACKEO

 

Para el hackeo se pretende realizar un trabajo en conjunto en el cual se combinen las dos partes: nosotros como investigadores y los trabajadores de reparto que fueron los primeros hackers. La idea es poder transformar el espacio de estudio en la plaza/paseo del delivery y para ello es se deben generar los cambios estructurales necesarios si se quiere resignificar el valor físico y el componente humano. La parte que compete a la intervención de nosotros parte por demarcar el espacio y señalizarlo como algo nuevo. El área que se pretende hackear es la siguiente:

 

La intervención en primera instancia consiste en un letrero a ambos extremos de la zona de estudio que marquen la nueva dimensión de ese espacio. En segundo lugar, poder en la medida de lo posible abrir la reja que encierra la zona para que todo público, y sobretodo quienes trabajan en la repartición puedan acceder. En tercer lugar, poder brindarles servicios útiles como bombín para las ruedas de las bicicletas en caso de necesitarlas, botellas de agua, y cargadores de celular inalámbricos. Lo ideal sería poder tener acceso al suministro de agua potable, electricidad, estacionamientos para lograr de forma más definitiva la intervención, pero para efectos de la escala del proyecto y dado que queremos solo encender la crítica para que luego puedan concretarse medidas sólidas, es que nos involucraremos como elementos parte del hackeo.

REFERENTES

REFERENTES DE LA METODOLOGÍA

 

Patrick Geddes fue un biólogo y urbanista que realizó estudios acerca del análisis urbano. Para él la planificación de las ciudades era esencial para poder lograr armonía urbana, sin embargo, más que ser un defensor de la planificación como tal, Geddes se enfoca en que lo primero que debe hacerse bien es un diagnóstico. Es esto lo que lo lleva a desarrollar una metodología que le permitiera recolectar la mayor cantidad de datos que al reunirlos formulara una idea integral del territorio. Él la llama “visión sinóptica” y consiste en la observación y el involucramiento con el espacio a la hora de querer sacar conclusiones de éste. Otro de los atributos que caracterizan su metodología es centrarse en aquellos detalles urbanos que por la agitación parecen ser invisibilizados, pero que si se considerasen, aportarían nuevas variables a la percepción y posterior planificación.

 

Es interesante poder tomar este último punto y hacerlo explícito en el hackeo. La invisibilización de grupos minoritarios es un hecho vigente en la ciudad. Hay quienes afirman que en los centros urbanos se genera una paradoja, y es que donde más aglomeración de personas hay es donde “menos persona” se vuelven el uno al otro. Si ya entre condiciones iguales como la de ir viajando en el metro, nos invisibilizamos mutuamente en la medida en que nos colocamos audífonos o fijamos los ojos en una pantalla, aquellos que cargan un rol “inferior” son aún más invisibilizados. Bajo la dualidad trabajador-cliente existe una lógica que opera frente a la premisa de “el cliente tiene siempre la razón” dándole a éste cierto nivel de jerarquía mayor en una escala social de roles. De esta forma, es que existen criterios mucho más profundos que hacen invisibles o menos significantes a ciertos individuos, y por lo tanto, conductas en la ciudad.

 

La visualización que Geddes arma del territorio se configura más que con aspectos físicos inherentes al espacio, con percepciones, sensaciones, experiencias que muy difícilmente son medibles en los indicadores tradicionales. Para él, estas cargas espaciales son tan o incluso más importantes que la información que a simple vista se puede recolectar. La idea bajo la cual trabaja esta metodología es la de la observación.

 

En este mismo sentido es que en Chile se han trabajado con métodos parecidos, que sin ser objetivos llegan a conclusiones sugerentes. Programas como “Quiero Mi Barrio” o “Fundación Mi Parque” ocupan técnicas de recolección de datos cualitativos por medio de la relación que mantienen con quienes se involucran con el entorno cercano a la intervención. Existen herramientas como la cartografía participativa que invita a poder pensar el espacio más allá de su dimensión física y poder entrar al plano de los sentidos, identidades, significados.

 

Estos dos elementos (observación, participación) son claves para ocuparlos en nuestro caso de estudio. Por una parte la observación es necesaria, pues permite agregarle un componente de temporalidad al análisis del espacio. De esta forma es posible entender cómo funciona la zona de interés a diferentes horas del día, tipo de público, flujos, relaciones y eventos no contemplados de antemano. Por otro lado, la participación es la segunda parte, que se espera por medio de una interacción directa con los sujetos de estudio y que permitan complementar y contrastar la información extraída desde la observación.

 

 

 

 

REFERENTE PARA LA PROPUESTA

 

Como ya dijimos, la ciudad es un espacio en el cual conviven múltiples realidades. La morfología o lo que podemos percibir a primera vista nos da la oportunidad de interpretarla de distintas maneras. Sin embargo, hay elementos que son captados por nuestros ojos pero los pasamos por alto. Existen fenómenos sociales que se dan en las calles de Santiago, expresiones que por la cotidianidad pasan desapercibidos entre el ritmo agitado de la ciudad. Un ejemplo claro son las personas en situación de calle o homeless a los que uno muchas veces evita o al menos trata de hacerlo para crear un imaginario del paisaje urbano más ameno.

 

Según datos del CENSO 2017 en Chile hay 187.756 inmigrantes peruanos nacidos en su país de origen. Ellos componen la etnia extranjera con mayor porcentaje en nuestro territorio. La creación de redes y comunidad es clave para la integración en un país diferente por lo que las reuniones entre ellos es frecuente. Ahora bien, las instancias que escogieron para hacer comunidad no es entre cuatro paredes, sino que se instalaron en plena calle. En el centro de la comuna de Santiago, en Plaza de Armas, a un costado de la Catedral justo por el borde de la calle que recibe el mismo nombre es que se han ubicado grupos de población peruana. ¿Por qué justamente allí? Tras las últimas modificaciones a la Catedral, en las que sus puertas principales cambian desde calle Catedral a mirar de frente a la plaza, el arquitecto Ignacio Cremonesi agrega dos torres (la que conocemos de la fachada hoy en día) y además estatuas en honor a la virgen. Justamente, la figura que se encuentra en la esquina de Catedral con Plaza de Armas es la Virgen de la Merced, que es la patrona de Perú. Por lo tanto, el espacio comprendido entre la Plaza de Armas y Calle Bandera se convirtió en un espacio conocido por la presencia de visitantes peruanos.

 

“La Pequeña Lima” es el nombre que recibe hoy este espacio, lo interesante es analizar cómo las dinámicas permitieron que hoy se consolide no solo como un punto de encuentro sino que como un centro comercial. La vereda norte de la calle Catedral se transformó en un punto de oferta por parte de locatarios peruanos que ofrecen servicios gastronómicos, de peluquería y centros de internet y llamados a larga distancia. De esta forma, en 100 metros se ubica un polo importante que se cargó de un significado por quienes se apropiaron del espacio, se identificaron con él y permite una convivencia compartida de quienes allí se reúnen o quienes van simplemente de paso. Bajo este foco es que esta acción que tomó años es un referente de cómo la ciudad puede ser recipiente de historia, realidades múltiples y que puede evidenciar lo que a veces parece obvio sin serlo.

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